sábado, 16 de febrero de 2013

El odio a los “viejos”, por ejemplo, parece ser uno de los esquemas que estructuran conversaciones dentro del medio gay en la medida en que la sexualización potencial de las relaciones entre los individuos induce a hablar en términos despectivos e insultantes de todos los que ya carecen de valor en lo que es preciso denominar mercado sexual.

Didier Eribon (10 de julio de 1953) Filósofo Francés, biógrafo de Michel  Foucault




ERIBON, Didier: Reflexiones sobre la cuestión gay. Traducción de Jaime Zulaika. Editorial Anagrama. Barcelona. 2001. Págs. 190-191
Título de la edición original: Reflexions sur la question gay. Fayard, París 1999. Publicado con la ayuda del Ministerio francés de Cultura-Centro Nacional del Libro



`(…) Es verdad que el conjunto de fenómenos un tanto disparejos que podrían describirse como un “movimiento gay y lesbiano”,  en el sentido muy vago, muy impreciso, del término, es decir, el proceso de la visibilidad colectiva, de la afirmación homosexual, de la autonomía de los discursos y códigos sexuales y culturales, de la “resubjetivación” individual  colectiva (en cuanto que se producen como sujetos de sí mismos, como subjetividades reintentadas), está siempre necesariamente amenazada por esta recaída en un “práctico-inerte” que significa que los individuos se separan de nuevo y olvidan la “movilización” ya para reanudar el pensamiento serial sobre sí mismos (lo que tiene por consecuencia la desmovilización, el reflujo de la olla, las asociaciones desertadas por sus militantes, etc.), ya para conformarse con abandonar a la institucionalización lo que era una dinámica. Es lo que ocurre sin duda en esos barrios donde se concentran los comercios gays, donde se exhiben a cada cual mejor el dominio de la moda, el culto de la juventud, de la belleza, de la virilidad, y donde se rehacen y vuelven a formularse las modalidades de la exclusión de todo lo que se sitúa fuera de esas normas. Sería interesante confeccionar el catálogo de los insultos que circulan dentro de ese espacio y muestran que las víctimas de una forma de opresión que circulan dentro de ese espacio y que muestran que las víctimas de una forma de opresión no son forzosamente los últimos en ejercer por su cuenta todas las demás formas: racismo, misógina, desprecio por los ancianos, etc. El odio a los “viejos”, por ejemplo, parece ser uno de los esquemas que estructuran conversaciones dentro del medio gay en la medida en que la sexualización  potencial de las relaciones entre los individuos induce a hablar en términos despectivos e insultantes de todos los que ya carecen de valor en lo que es preciso denominar mercado sexual. Por otra parte,  hay que interrogarse sobre el hecho, tan sorprendente, de que la participación en ese mundo gay, en ese escenario gay”, es al final casi siempre provisional, y que los individuos se retiran de él más o menos por completo una vez franqueada la cuarentena, como ha señalado Michaël Pollack. (…)

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