`(…) Es verdad que el conjunto de fenómenos un tanto
disparejos que podrían describirse como un “movimiento gay y lesbiano”, en el sentido muy vago, muy impreciso, del
término, es decir, el proceso de la visibilidad colectiva, de la afirmación
homosexual, de la autonomía de los discursos y códigos sexuales y culturales,
de la “resubjetivación” individual
colectiva (en cuanto que se producen como sujetos de sí mismos, como
subjetividades reintentadas), está siempre necesariamente amenazada por esta
recaída en un “práctico-inerte” que significa que los individuos se separan de
nuevo y olvidan la “movilización” ya para reanudar el pensamiento serial sobre sí mismos (lo que tiene por consecuencia
la desmovilización, el reflujo de la olla, las asociaciones desertadas por sus
militantes, etc.), ya para conformarse con abandonar a la institucionalización
lo que era una dinámica. Es lo que ocurre sin duda en esos barrios donde se
concentran los comercios gays, donde se exhiben a cada cual mejor el dominio de
la moda, el culto de la juventud, de la belleza, de la virilidad, y donde se rehacen
y vuelven a formularse las modalidades de la exclusión de todo lo que se sitúa fuera
de esas normas. Sería interesante confeccionar el catálogo de los insultos que
circulan dentro de ese espacio y muestran que las víctimas de una forma de
opresión que circulan dentro de ese espacio y que muestran que las víctimas de
una forma de opresión no son forzosamente los últimos en ejercer por su cuenta
todas las demás formas: racismo, misógina, desprecio por los ancianos, etc. El
odio a los “viejos”, por ejemplo, parece ser uno de los esquemas que
estructuran conversaciones dentro del medio gay en la medida en que la
sexualización potencial de las
relaciones entre los individuos induce a hablar en términos despectivos e
insultantes de todos los que ya carecen de valor en lo que es preciso denominar
mercado sexual. Por otra parte, hay que
interrogarse sobre el hecho, tan sorprendente, de que la participación en ese
mundo gay, en ese escenario gay”, es al final casi siempre provisional, y que
los individuos se retiran de él más o menos por completo una vez franqueada la
cuarentena, como ha señalado Michaël Pollack. (…)
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